A I R L I A

sábado, 18 de agosto de 2007
- soñado -
Cuando vine a todo lo soñado, quise palpar una vez más lo eterno. Ahi estabas vos, con la mirada clavada en mis ojos. Yo, ofendida, retiro mi mano y me dejo penetrar por miedo. Gracias por todo, de nada. Por lo primitivo y por lo superfluo, gracias por lo carnal, y por eso otro también. Dejar de soñarte nunca fue parte del acuerdo, asi que me hundo en las sábanas antes compartidas. Me aferro a tu aroma de hombre-niño, me dejo golpear por la ausencia, por el hueco que dejaste. Atravieso el poliester del colchón. Es otro colchón, pero siempre el mismo, siempre tu colchón. El viejo, el gastado, el usado, el pervertido, el tuyo, el escondido, el escuchado, el de la cama. El que tiramos en el suelo en el verano. Las fantasías siempre fueron mi debilidad. Esas nubes esponjosas me atrapan, no me dejan caer. Mi mente las amasa para que sean cada vez mas cómodas e irresistibles. Suspiro, placer.
Ya estoy adentro. Otra vez gracias, ya desapareciste, sos recuerdo, sos olvido. No te veo porque soy una buena actriz, sé disimular la falta. Te escondo cada vez mas abajo, y vos hacés otro tanto. Gracias, de nada. Por lo ambiguo y por lo concreto, gracias por lo tangible, y por esas otras cosas. Esta vez camino por el pasillo conocido. ¿En la escalera?, ¿estás loco?, ¿que si me animo?, ¡claro que me animo!, ¿o acaso pensás que esto que ves acá soy yo realmente?. No, nunca lo pensaste. No tengamos miedo, el pasillo lo conocemos, lo usamos para algunas cosas, para otras no. Ahora suena el timbre, ahora también. Siempre es equivocado. Ahi adentro no lo era. Ella, o tal vez yo de nuevo, lo llamaba. Era la contraparte, la liberación, la realidad. Lo que podía salvarme de vos, pero yo no lo sabía. Ingenua abro la primera puerta, que por ser de telgopor no pesa más que mi madre o mi casa de plumas, que mi hermana de aire, que mis recuerdos de aromas increibles. Todo es flotar. Por fin cada cosa es difícil, cada paso es combustible encendido bajo mis pies. No escapo de mi cuerpo, nunca fui tan verdadera. Esta vez no me evanesco en agua porque la necesidad de terrenalidad es mas fuerte que el terror de lo que vaya a pasar después de esto. Ahi voy.
Atrás de esa reja otra vez tus ojos. Te tengo que atravesar, de eso no hay escapatoria. La cerradura grita y se retuerce, trata de auyentarme. Enrejar siempre sirve para proteger. Para no saber de lo que te perdés. Pero a veces no hay rejas lo suficientemente fuertes para detener la voluntad de un espíritu solitario. Me decido por la histeria, te esquivo, te evito. Otra vez yo soy la tierra y vos la brújula. Todas mis agujas señalan el norte y mi cuerpo muere por desmayarse en el tuyo, y llorar mi alma para regalártela. No, no me mires asi. No necesito que tus ojos timados me digan la verdad de nuevo. No quiero que me convenzas con tu propio dolor. Y ella no ayuda. Elijo matarla; ahora es humo. No quiero que me toques, asi que no lo hagas. La última reja me habla ahora. Me dice que la abra, que entretenerse en el último tramo siempre hace que perdamos la maratón; pero hace tiempo que quedé en el último lugar solo para esperarte. Igual vas a tardar en venir porque siempre vas primero. Ganá una medalla de oro para mi, soy tu única fiel.
Aquél que asi me mira no es nadie diferente a vos. Es tu contracara y por tanto también tu mejor apéndice. Pero al menos él viene a defenderme de él mismo. Gracias, de nada. Por la religion y la filosofía. Gracias por la psicología, y por eso que no hay que agradecer. Gracias, no, gracias a vos. Temo un poco a esta última batalla, no pensemos en maletendidos, ahora ya estoy adentro. ¿Quién tiene qué para decirme?, tengo el blanco dibujado en mi pecho. Si la balacera comenzara ahora, tal vez me volvería de acero. Pero todo se retrasa, me ablando y me derrito. Soy mi propia masa de nube, soy malvavisco esponjado. Alguien dispáreme ahora, me comeré cualquier munición que alcance mi cuerpo. No me toques para arrastrarme, si mis piernas ya no existen, ¿no ves?, son ruedas de un carro atado a tu cintura. Ahi voy de nuevo, no entiendo tus palabras. ¿Son palabras?, parecen suspiros. Se mezclan con los míos, ¿son suspiros?, suenan como gritos. Y mientras yo grito y vos suspirás, nuestras integridades están de nuevo etrelazándose. Ahora tu boca en mi espalda, y mi lengua en tu cuello. Tus manos me abrazan y mis piernas te aferran. No te escapes más de mis deseos.
Como enredarme en tu cuerpo no estaba en los planes, me deleito pensándote mio. Transformo el error en placer y el terror en ternura. Danzamos y nada importa, mi mente alcanza para ambos, a veces solo necesito tu cuerpo. ¿Terminaré alguna vez de agradecerte?. Debo crear memoria para empezar a imaginar. Gracias, de nada. Por el amor y el sexo. Gracias por dejarme muy sola, y por todo lo que aun no se me ocurrió que hay que agradecer. Dejo de gritar solo para seguir escuchando tus suspiros. El vapor que sale de tu boca, lo atrapo entre mis manos y le doy forma de lápiz. Te dibujo sonriendo. Junto a vos me dibujo a mi, y detras nuestro dibujo el cielo. Nuestras manos se unen y volamos en mi papel. Los sueños siempre terminan bien, las fantasías no tienen fecha de vencimiento. Como el miedo a la caída me llena el estómago de plomo, decidimos despertar a esa muchacha que duerme. Ingreso por su frente, atravieso el hueso frontal. No sé por dónde pensás entrar vos, porque al darme vuelta ya no estás ahi. Otras veces vi esta imagen, ahora todo es felicidad.
Desde afuera siento que me voltean noventa grados. Sé que llegó la hora de que las voces de mi cabeza dejen de decir lo que yo quiero. Me resigno. ya no me importa, vuelvo a creer que esta fue la fracción de segundo más hermosa que viví.
Gracias. Por todo y por nada. Gracias por esto y aquello también.

Exhaló: debra ` - | |

 
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Tendencias: PLEAMAR. Nada ansío de nada, mientras dura el instante de eternidad que es todo, cuando no quiero nada.
Oliverio Girondo
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